Esto se escribió en el foro italiano:

(...) Saioa Hernández è una Santuzza dal timbro di bello smalto brunito, di centri di spessore e dall’emissione di granitica fermezza, dall’accento sempre giusto e dagli acuti tenuti e potenti. Interprete di asciutta e fiera compostezza dolorosa nel “Voi lo sapete o mamma”. Estroversa ed appassionata, che “buca” l’orchestra, nei tempestosi duetti con Turiddu ed Alfio. È stata accolta da applausi calorosi.

Además, la soprano acaba de editar un cedé con arias veristas, por entre las usuales y las poco frecuentes, con las fuerzas del Teatro Real y su marido o pareja Francesco Pio Galasso y la soprano Mercedes Arcuri:

Alfano, Franco

La leggenda di Sakuntala
» O nuvola, nuvola leggera...

Risurrezione
» Giunge il treno

Catalani, Alfredo

La Wally
» Ne mai dunque avro pace?

Cilea, Francesco

Adriana Lecouvreur
» Poveri fiori

L'Arlesiana
» Esser madre e un inferno

Giordano, Umberto

Fedora
» Ed ecco il suo ritratto

Marcella
» E finita

Mascagni, Pietro

Iris
» Ancora il triste sogno pauroso

Isabeau
» Questo mio bianco manto

Lodoletta
» Ah! il suo nome! ... Flammen perdonami

Puccini, Giacomo

Il Tabarro
» E' ben altro il mio sogno

Zandonai, Riccardo

Francesca da Rimini
» O, Biancofiore

Madrid, 9 de mayo de 2024.

La presente temporada 2024-2025 de la Orquesta y Coro de Radio Televisión Española en el Teatro Monumental llega a su fin con la opereta más popular del repertorio, "El murciélago", de Johann Strauss hijo, cuya obertura es interpretada en múltiples conciertos de año nuevo, y pasa por ser como uno más de sus conocidísimos valses. Pero es más que eso: su enredado argumento y su alegre y dulce música la convierten en una de las comedias líricas más conocidas, y formando parte del repertorio estándar en los más grandes teatros líricos. Antaño, el que se cantara en el idioma vernáculo del país donde se representaba, contribuyó a su popularidad. En Estados Unidos y el Reino Unido hay grandes producciones en inglés. Aunque de vez en cuando se ve en los más grandes teatros líricos, no es un título muy frecuente en España. En lo que a Madrid se refiere, aunque ha habido escasas ocasiones como una versión de 2003 en concierto grabado en DVD por la orquesta que nos ocupa, en el Teatro Real se estrenó en diciembre del año pasado, en una gira por Mark Minkowski y Les Musiciens du Louvre, que también pasó por el Liceu de Barcelona, donde no se veía desde 1984.

Por eso mismo, su programación en la temporada de ORTVE es una gran oportunidad de disfrutarla en vivo. En esta ocasión, se ha presentado, sin díalogos, en una versión semiescenificada a cargo de Enrique Viana, quien además es el narrador (ya que no hay subtítulos en el Teatro Monumental, un hándicap ya visto en La Condenación de Fausto en noviembre) y también interpreta al Príncipe Orlofsky. El esquema de la representación era de introducción al argumento, interpretación de los números de la obra y vuelta a empezar. Este hecho, además de quitar los diálogos se llevó por delante a personajes menores como Ida, la hermana de Adele, reduciendo la obra a lo más esencial.

Christoph König, en su primer año como maestro titular de la orquesta, dirige una versión animada, en la que hace lo humanamente posible, alcanzando su cénit en el segundo acto, y en la famosa polka de "Truenos y Relámpagos", aquí usada como preludio del tercer acto. Entregada fue la interpretación del coro en sus intervenciones.

En cuanto al reparto, Anita Hartig interpretó a Rosalinde con su dulce y lírica voz, unida a una simpática actuación. Las Cszardás del acto segundo las interpretó con un bello timbre. Leonor Bonilla fue la voz femenina más destacada en su debut como Adele, con su dominio de la coloratura, y su deliciosa voz, que destacó tanto en la popular aria "Mein Herr Marquis" como en el cuplé del tercer acto, deslumbrando con sus sobreagudos. Thomas Blondelle en el rol de Eisenstein fue la mejor voz masculina de la noche, con su potente voz de tenor ligero, con un timbre cercano al spieltenor, no obstante, pero con una excelente vis cómica. Cumplidor Clemens Kerschbaumer en el rol de Alfred, con una interpretación que fue a más, aunque la voz parecía contenida en el primer acto. De acuerdo con el espíritu cómico, mientras el narrador introducía la obra, para demostrar que es tenor, intercaló fragmentos de arias de óperas italianas. Enrique Viana interpreta al Príncipe Orlofsky, -un rol habitualmente de mezzosopranos pero que algunos tenores como el mítico Wolfgang Windgassen han interpretado- con su voz ya bastante madura, que complementa con sus dotes para la comedia, ya que hizo una narración bastante divertida de la obra. Los barítonos Josep Ramón Olivé como Falke y sobre todo Marcelo Solís con su voz grave como Frank, cantaron de forma divertida y notable sus personajes.

Se hizo un bis del final (O Fledermaus, o Fledermaus, laß endlich jetzt dein Opfer aus), después de haber saludado el elenco, en un concierto en el que la sala no estaba llena, pero el público fiel a la temporada aplaudió con entusiasmo.

Cierre de temporada de la ABAO con una Boheme de circunstancias en el que hay que destacar el muy merecido triunfo de Miren Urbieta-Vega que paladeó el caramelo que le ofrece el tercer acto. De menos a más y ya con la voz calentada se mostró muy sólida y segura en lo vocal, se permitió unos reguladores a placer en el dúo con Marcello y en su aria, murió de forma epidérmica. Estuvo bien acompañada por un Celso Albelo, que si bien no "llena" el papel, mal no canta. Pasables el resto de los bohemios con nota negativa para la Musetta de Marina Monzó, a la que hacía tiempo que no escuchamos y a la que encontramos estridente y caballuna.
Muy atento al detallito y remarcando todos los remates contrapuntísticos de los vientos, Pedro Halffter dirigió dos óperas distintas, con unos tempos plúmbeos y elongados hasta lo imposible en el primero y cacharrero en el segundo, concentró el drama en los dos actos finales.
Dentro de la más tradicional tradicionalidad la puesta en escena así como inexistente la dirección escénica de Leo Nucci, que no estuvo presente, haciendo suyo el adagio de Javier Clemente sobre las vacas de Lezama y su sabiduría futbolística.

Una crítica de un ilustre forero que hace mucho que no se deja ver por aquí:

https://scherzo.es/bilbao-clasicismo-y- ... la-boheme/

Llevo mucho tiempo sin escribir por aquí, a ver si recupero la costumbre.

Salome (Strauss). Opéra de Paris (Bastille). París, 25-V-2024.

Gran triunfo de Lise Davidsen en su debut como Salome, vocalmente lo mejor que he visto de ella con diferencia. Ya nos había dejado claro en otras ocasiones que es un fenómeno vocal, pero en esta ocasión ha demostrado una madurez y control de su instrumento que yo no le había visto hasta ahora. Además, este papel le viene como anillo al dedo. Te caes de la butaca cuando grita «Gib' mir den Kopf den Jochanaan!» y luego te mete reguladores impresionantes y alcanza un lirismo notable en su gran escena. Como actriz todavía está verde, pero vocalmente se alza tan por encima del resto del reparto que domina la escena igual, desde el primer momento.

Cierto es que la propuesta escénica de Lydia Steier no ayudó a su caracterización. La producción pone mucho empeño en mostrarnos un mundo decadente, rebosante de sordidez y violencia (la propia danza de los siete velos es una orgía o más bien una violación grupal). Hasta aquí correcto, aun sin ofrecer nada nuevo, pero el personaje de Salome se lo deja un poco por el camino. Herodes sale mejor parado, también gracias a una buena interpretación de Gerhard Siegel, quien consigue evitar el esperpento en el que sí cae la Herodías de Ekaterina Gubanova (aunque ella tenía algo más difícil no resultar ridícula, con unos enormes pechos postizos siempre al descubierto). Vocalmente más que correctos ambos.

Johan Reuter hace lo que puede como Jochanaan. Buen fraseador, pero la voz es la que es y Davidsen lo borra.

Dirección de momentos por parte de Mark Wigglesworth, con una falta de tensión y proyección pero destellos de buen sonido.

Don Quichotte (Massenet). Opéra de Paris (Bastille). París, 26-V-2024.

Completo la visita parisina con este Massenet. Una función más que correcta pero que, al tratarse de una ópera que no me entusiasma, me ha dejado más bien frío.

No había visto nunca a Gaëlle Arquez y me la he encontrado tal y como me la habían descrito varias personas: una buena cantante, con agudos flojitos pero centro voluptuoso, para Dulcinée funciona muy bien. Sí que tengo muy visto a Christian Van Horn, quien, dentro de sus limitaciones (entre ellas un francés bastante dudoso), es de los representantes actuales más solventes de su cuerda. Más limitado Étienne Dupuis como Sancho.

La propuesta escénica de Damiano Michieletto prescinde de los caballos, armaduras y molinos en favor de un enfoque más intelectual. Tiene su sentido, muy melancólica, pero la verdad es que me aburrió. Buena dirección de Patrick Fournillier, con una orquesta entregada, pero lejos de la chispa y brillantez de mi anterior Quichotte con el recientemente desaparecido Andrew Davis en la Lyric de Chicago.

Ayer, en decisión de última hora, me acerqué a Logroño, al Teatro Bretón de los Herreros, para ver Penelope's Dream, la nueva ópera de cámara de Pedro Halffter. Obra para soprano y dos pianos, apenas llega a los 55 minutos de duración y está basada en el monólogo final de Molly Bloom, protagonista femenina del Ulises, de James Joyce. Apenas estaríamos cien personas en el teatro, en una imagen del mismo muy triste. Creo que a los del teatro les faltó mano izquierda para juntar a todos los espectadores en platea y dar una imagen más compacta.

La obra es bastante melódica y desde luego el hijo se escapa bastante de la estética de su padre, Cristóbal, también compositor de alguna ópera. En la obra se advierten distintas estéticas con algunas citas operísticas muy evidentes; un servidor al menos identificó citas de La traviata, Carmen y Parsifal. Los dos pianos adquieren mucho protagonismo en los interludios y ellos fueron el mismo Pedro Halffter y Juan Carlos Garbayo. Ambos interpretaron muy bien la escena construida al estilo "maquinista" en el centro de la obra mientras en la pantalla de vídeo que ocupaba toda la parte trasera se emitían imágenes de trenes y coches a toda velocidad. Ashley Bell fue la única cantante con graves poderosos y sonoros aunque el agudo solo se puede emitir en forte. La partitura es más exigente en lo dramático que en lo vocal. Una experiencia agradable a pesar de todo y oportunidad de paser por Logroño, lo que no hacía hace muchos años.

Viaje a una Berlín invadida por la Eurocopa, pero sin que el fútbol afecte a su intensa vida musical. Tres óperas en programa:

-Jueves 13. Khovanschina en la Staatsoper unter den Linden. Función disfrutable, pero a años luz de la que ví a Gergiev en La Scala en 2019. La dirección de Simone Young tardó en arrancar después de un amanecer sobre el Río Moskova muy vulgar. Reparto estimable, en el que destacaron la Marfa de Marina Prudenskaya y el Andrei Khovansky de Najmiddin Mavlyanov, al que había visto en La Scala como Ghermann de Pique dame. Tenor vozarrón, impulsivo y arrojado en escena. Claus Guth intenta esconder lo que es esencialmente una puesta en escena "clásica", como dicen ahora, lo cual se agradece, pero este gurú de la vanguardia escénica actual no se desenvuelve con pericia en este tipo de montajes.

-Viernes 14. Intermezzo de Richard Strauss. Deutsche oper. Una de las obras menos representadas del genio bávaro y que se basa en un episodio doméstico-familiar. Un equívoco con una nota femenina que intercepta la esposa de un afamado director de orquesta (alter ego del compositor) enmedio de la soledad e insatisfacción de la misma por las largas ausencias del marido. No me gustó nada el Tannhäuser de Tobias Kratzer en Bayreuth, pero esta vez acierta de pleno con un montaje lleno de buenas ideas, que hace la trama amena y dinámica, logrando pasajes de gran efecto teatral y con la buena idea, de que en los numerosos interludios -ejemplos del talento como orquestador de Strauss- se muestra la proyección en imagen de la orquesta tomada en directo. Magníffica la prestación de la orquesta de la Deutsche oper, nbajo la dirección de Dominic Limburg y que sonó mejor que la de la Staatsoper el día anterior. Titulo número 404. De Strauss me faltan Guntram, Feuersnot y Friedenstag.

- Sábado 15 Madama Butterfly. Deutsche Oper. Los principales alicientes de esta función de la inmortal obra maestra se centraban en el protagonismo de Asmik Grigorian y poder ver una puesta en escena de Pier Luigi Samaritani de 1987. Un placer ve un montaje alumbrado por el sentido estético, el buen gusto y el respeto a la obra. Un vergel en pleno reino actual del feísmo. Espléndida creación, especialmente en lo interpretativo, de la Grigorian. La orquesta volvió a sonar muy bien, aunque demasiado vigorosa y germánica.

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Ha terminado hace unos minutos recital de Serena Sáenz con Leyre Sáenz de Urturi al piano en el Auditorio de la Real Casa de la Moneda organizado por dicha institución y el Festival de Perelada. Asimismo se ha presentado en el museo una representación de los fondos artísticos del Castillo de la referida ciudad gerundense.

La soprano barcelonesa radiante, bellísima, ha cantado en 5 idiomas. Italiano, Francés, Alemán, español y catalán. A destacar la exhibición de coloratura aérea y registro sobreagudo rutilante en el vocalise de Parysatis de Saint-Saens y la Vilalanelle de Eva dell'Acqua. En sala tan pequeña esos sobreagudos producen zumbidos auditivos. Sáenz abrió con el recitativo y aria de salida de Giulietta de los Capuleti bellinianos atacando "Eccomi un lieta veste" con una messa di voce de factura y buen juego de dinámicas en "Ah quante volte ah quante". Muy desenvuelta y sensual en el vals de Musetta, calurosa y salada en Falla y Turina. Muy sentida su Elegía eterna de Granados. De propina "Oh mio Babbino caro".

Con 30 añitos recién cumplidos, Serena es técnicamente muy buena en todos los aspectos y si no deja llevar por “ consejos inapropiados “ de agentes o directores artísticos que saben poco de esta profesión, va a llegar muy alto si sigue sabiendo escoger el repertorio adecuado para su vocalidad. Es además, una chica preparada y muy inteligente.

Finalizó ayer la XXXI Edición del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo con la reposición de "Don Gil de Alcalá" de Manuel Penella en la ya conocida producción de Emilio Sagi.
La verdad es que no fue una mala función. Fue una noche mediocre y aburrida. Lucas Macías, de gesto poco claro y preciso, dirigió sin pulso y sin nervio. Numerosos descuadres con los solistas en una evidente desconexión entre foso y escena. No es la primera función que le oímos dirigir a Macías y la sensación ha sido siempre la misma. Lo del arroz y el pollo.
Pobre la compañía de cantantes. Alejandro Roy fue un Don Gil siempre entre el forte y el fortissimo. Invariable soniquete que hace ocioso hablar ya no de fraseo sino de una mínima gama dinámica. Sofía Esparza fue la Niña Estrella en el tono cursilón que el personaje requiere y presentó unos modos canoros copia al carboncillo de Ainhoa Arteta. La voz es bonita pero está tirada hacia atras con un leve velo gutural y el tercio agudo está desconexo y sube con bastantes dificultades mostrando agudos abiertos y desabridos. Demasiado joven para tantos costurones. El malvado Don Diego fue Manel Esteve, que es un cantante esforzado y cuya voz da lo que da, estuvo bien. Nada bien el Carrasquilla de Pablo Gálvez que cantó sotto tono el atroz "Himno al Jerez". Facundo Muñoz y Carol García fueron Chamaco y Maya, simpático contrapunto humorístico con voces superiores a lo que los papeles requerían. Estaría bien verles en otros menesteres.
Compacto y seguro el coro.

A Facundo Muñoz ya le he oído en otros menesteres (Cavaradossi) y te recomiendo prudencia.

La Fanciulla del West Staatsoper Berlin 22-06-2024

Primera parada de las funciones de Berlín con una ópera que no entiendo muy bien el porque no se programa en el liceu desde hace ya....ni me acuerdo.
Como siempre un lujo de teatro con unos precios irrisorios para la buena calidad que ofrecen especialmente en sus cuerpos estables.
Como siempre compactada y con la tensión necesaria la Staatskapelle de Berlin esta vez al mando de Simone Young siempre me ha sorprendido la similitud que tiene la dirección de Simone con la del jubilado Baremboin llevando la orquesta con volumenes altos (aunque no molestos ni desorbitados) exigiendo al máximo a los cantantes, unos cantantes que han de dar lo máximo de si para no ser tapados por el tejido orquestal que plantea Young, y he de decir que no siempre salen airosos de la difícil empresa que les exige la directora.
Minnie como habitual de la Stattsoper fue cantada por Anja Kampe a la que le empieza a pasar factura el repertorio de Isoldas y actualmente Brunnhildes que habitualmente canta, si bien el centro y el registro grave aun son de calidad con cuerpo y con suficiente volumen, el registro agudo ya da síntomas notorios de desgaste, con un agudo abierto y aspero en algunos instantes, en lo que ha mejorado y mucho es el aspecto actoral y al igual que Hertlizius es un animal escénico.
Dick Johnsson como un desgastado y flojo Brandon Jovanovich, no se si andaba aquejado de algún problema de salud pero tuvo una función es estado casi de ruina vocal absoluta, mucho peor que en la fanciulla prepandémica de Munich
Jack Rance que inicialmente tenía que cantar Wolfgang Koch acabó siendo cantado por Tomasz Konieczny, de manera notable con buena entrega vocal en todo su registro y gan dosis actoral.
Muy destacables el resto de muchachos del oeste especialmente el Nick de Stephan Rugamer y el Jake Wallace de Grigory Shkarupa.
Curiosa puesta en escena ambientada en un antro perdido en medio del desierto de la América profunda de los años 50-60 del siglo XX, donde no pinta nada el personaje travestido de Jack Wallace (impensable en los años 50-60 en esa zona del los USA), pero ya sabemos estamos en medio de la semana del orgullo LGTBIQ+ y bueno vamos a permitir esa licencia.

Chowanschtschina 23-06-24 Staatsoper Berlin
Siguiendo mi periplo berlinés, al día siguiente había una obra monumental del repertorio ruso del siglo XIX como esta, aún con el recuerdo de la impresión que me causó esta misma obra en el liceu con la extraordinaria dirección musical del difunto maestro Michael Boder pero con un bagaje musical más notorio a mis espaldas pude disfrutar más de la obra en Berlín.
Volvió a repetir Simone Young al frente de la Staatsoper de Berlin, cuidando esta vez sí, mas el volumen orquestal y exibiendo más matices (también esta obra los tiene)
Si algo requiere esta obra es la presencia de un bajo de gran dominio de la cuerda y en esta ocasión tuvimos el placer de escuchar a Mika Kares en el papel del príncipe Ivan Chowanski excepcional durante los 4 actos que tiene que cantar con rotundos graves y sin problemas en todo el espectro vocal del papel.
El segundo bajo fue Taras Shtonda en el papel de dossifei al igual que Kares extraordinario.
Igualmente extraodinaria la Marfa de Marina Prudentskaya en ahora si un papel que le ve que ni pintado, no como hace un par de meses metiéndola con calzador en la ortrud.
Muy bien el Bojar Shaklowity de Georg Gadnidze, al menos aquí no se le oyen los habituales berridos que suelen acompañar a este barítono en repertorio italiano, cumplió con nota.
Notable el principe Wassili Golizin de un repetedor del dia anterior como Stephan Rugamer.
Y bien tanto el tenor Najmiddin Melyvanov como principe Andrei Chowanski como la Emma de Evelin Nowak
En cuanto a la puesta en escena de Claus Guth, tiene dos partes diferenciadas, en una primera, ha de decir que a mi me cansa eso de ir con la camarita enfocando a los cantantes y proyectando la imagen en una pantalla de televisión o en el fondo de escenario, si debo decir que funciona bien cuando es el coro el que es enfocado y se ve la opresión en sus rostros, pero no para los cantantes y una segunda parte donde se dejó de usar ese recurso y la escena mejoró notablemente y se vió al genio del Guth en todo su esplendor.