Night and Day. Recital de Anna Netrebko. Carnegie Hall. Nueva York. 9-XII-2018Cuando se confirmó este recital de lied de
Anna Netrebko en Carnegie Hall (con 12 años de retraso) ya nos imaginábamos que no iba a ser escucharla filosofar muy seria durante una hora sobre un arroyo, todos calladitos en nuestras butacas. Y, efectivamente, a lo largo de un variado y jugoso programa con
23 piezas en cinco idiomas, más dos propinas («Il bacio» y «O mio babbino caro»), la rusa nos tuvo fascinados con una una demostración de carisma, garra escénica (cada canción era casi una pieza de teatro en sus manos) y seducción tímbrica. Utilizó hasta algún objeto escénico, que para una soprano con menos instinto escénico habrían generado gestos gazmoños y cursis pero que a ella le funcionan. Ni una tos se oyó en las dos horas de concierto.
Está claro que se le pueden encontrar pegas. En 2017, Garanca nos ofreció una versión técnicamente superior de las canciones de Rachmaninov y todos hemos visto versiones más idiomáticas de «Morgen!». Pero el
show Netrebko, en el buen sentido de la palabra, no tiene rival.
El recital estuvo dividido en dos partes temáticas: «Día» y «Noche». Así «Mattinata» iba en la primera y ”Die Nacht» en la segunda. Ayudaban a Netrebko la notable mezzo
Jennifer Jonson Cano (dúo de la Dama de Picas y Barcarola de Hoffmann) y el consumado pianista
Malcolm Martineau. También se dieron el lujo de contar con
David Chan, concertino del Met, para acompañar «Morgen!».
De todo el recital, destaco seguramente el «Depuis le jour», la canción con una interpretación más profunda que ofreció. También me gustó mucho, en otro plan, «Il bacio». La coloratura es tan imperfecta como siempre y eso le pasa factura, pero el gracejo, agudos y en general su fantástica voz hicieron mucho. Con el «Babbino caro» se regodeó en un larguísimo agudo en el penúltimo «pietà», como traca final y toque de diva (reforzado también con su lanzamiento de flores al público en el último número de programa y de besos en la primera propina, el mencionado «Bacio» de Arditi).
Estaba esperando que las canciones de Strauss (cuatro en total) fueran las menos idiomáticas, pero el alemán se notaba bastante trabajado y en cambio naufragó en este sentido la «Mattinata».
«Gold Is a Fine Thing», de
The Ballad of Baby Doe, ópera muy conocida en NY por haber sido un caballo de batalla de Sills, fue otro de los éxitos destacados del programa.
Hay que comentar también la capacidad y sensibilidad de Netrebko para recoger la voz y adaptarla siempre a las dimensiones adecuadas para el recital, incluso en un recinto de acústica difícil como el Carnegie.
Un recital quizá no de fina estilista, pero sí de diva. Nos lo pasamos pipa.