Tosca en Oviedo. Después de Fuenteovejuna y Turco in Italia me tocó aburrirme. Ódena y Metlova tan sonoros como vacuos en el fraseo. Chacón Cruz tan ardoroso como justito técnicamente. El director de orquesta, Pablo González, amigo del decibelio; el de escena, enemigo del público.

Réquiem Verdiano, ofrecido por el Liceo y co organizado con la familia Caballé, este mediodía en la Catedral de Barcelona, precedida de una breve misa oficiada por el Cardenal de la ciudad ,en recuerdo de Montserrat Caballé
Del Réquiem poco ensayado por algunas entradas a destiempo, con resultado mejor de lo que yo esperaba
Incluso la orquesta y coros del Liceu como su director titular J. Pons , no han desentonado. Bastante corrección en un título sacro para voces, este el verdiano de gran complejidad

Las voces en sí, correctas y hasta entregadas a rato. Schukoff y Maite Beaumont más que aceptables, Vinogradov canta con buena línea aunque sea más barítono que Bajo y Ainhoa Arteta, menos a más con buen fraseo y sostenido,acabando con un apasionado ...libera me...( aunque engrosando su registro grave )
Acto más que emotivo, ese homenaje a la superba Caballé

Vocalmente (el coro, no) muy superior al del Real (orquesta, coro y dirección, no, que Muti es mucho Muti).
Ay, esta semana, Arteta en Málaga.

Como me va a comparar a Pons con Muti!!!!
De todos modos y sin haber escuchado nada del Réquiem madrileño, lo escuchado este mediodía sin ensayos, bastante mejor de lo esperado y como mínimo, muy emotivo ademàs de concurrido
Arteta salvó con solvencia y con expresividad y hasta buena línea, el ...libera me...

No comparo: Muti fue, es y será superior, hasta levantando la batuta solamente.
El cuarteto de El Escorial y Madrid no riandió al nivel del de Barcelona hoy.

Más bien requiem mutilado ya que faltaron tanto el Sanctus como el Agnus dei (no se si algo más,lo cogí empezado)...por lo que se,sí que hubieron algunos ensayos,al menos la orquesta,no muchos menos que en las óperas que suelen ser tres o cuatro

Se encuentra en la web de rtve. Muy fácil de ver y oír.
Lo subrayo por las quejas (con motivos extramusicales que he leído), a causa de los cortes en la imagen.

Por temas de horario entre los organizadores y la diócesis de Barcelona, efectivamente se obviaron estos dos movimientos. La catedral debía reabrirse al público en general,a las 15h
Decir que la mezzo interviniente no fue la anunciada Maite Beaumont,sino la escandinava Ann Larsson

It's a Wonderful Life (Heggie). San Francisco Opera. War Memorial Opera House. San Francisco. 17-XI-2018

Desafiamos al fétido y nocivo aire de la Bahía, contaminado por el humo de los terribles incendios forestales californianos, para ver la nueva ópera de Jake Heggie y Gene Scheer (libretista también de Moby Dick, Three Decembers de Heggie o Cold Mountain de Higdon). Más aún que otras obras de este compositor, esta adaptación de la película Qué bello es vivir se aproxima mucho al musical. Esto es especialmente claro en momentos como el cuarteto «Goodbye Bedford Falls» y, en general, por la coreografía a lo largo de toda la obra.

La historia no se desvía del filme de Capra y el libreto reutiliza muchas frases del guión cinematográfico (y todas las famosas). La principal diferencia es que el ángel de segunda clase que intenta ganarse sus alas no es Clarence, sino Clara, una soprano. Esta abre la acción sentada en un columpio, lamentándose por llevar así 200 años sin poder volar pero empezando a oír oraciones por un tal George Bailey. Una voz celestial (Patti LuPone en grabación, por cierto reproducida con mucho eco y un sonido molesto) le permite ir a la Tierra a ayudarlo.

A partir de ahí seguimos de cerca el guion de la película (Harry se hunde en el hielo, el baile de graduación, George abandona sus planes de viaje, etc.). La escena en la que finalmente Clara muestra a George lo que habría sido de Bedford Falls sin él es hablada. Heggie y Scheer claramente han querido por todos los medios agradar al público y en gran medida lo consiguen. Es difícil no sentir simpatía por la obra. Quizás en algún momento se han pasado de almibarados, apelando a la nostalgia (a mí me sobró que al acabar la obra pretendiesen que el público se uniese al reparto cantando el Auld lang syne).

Un problema es que no me queda claro hasta qué punto la ópera se sostiene por sí sola, es decir, si sería efectiva para alguien que no hubiese visto la película. Sí me queda claro que la producción falla en este sentido. El escenario se reduce prácticamente a una serie de puertas que conducen a diferentes momentos en la vida de George Bailey y y la iluminación y algo de atrezo intentan complementar, pero no lo consiguen. Es imposible que alguien que no haya visto la película entienda que un pretendiente despechado de Mary ha accionado un mecanismo para que la pista de baile se abra y George y Mary caigan a la piscina.

El reparto, con un montón de solistas, es bastante efectivo. William Burden, aunque ya no cumple los cincuenta, suena bastante juvenil como George y transmite entusiasmo. Golda Schultz tarda en calentar y saca con cierta dificultad su bonita escena inicial, pero acaba por descubrir una voz agradable y resulta entrañable como el ángel de la guarda. A Rod Gilfry lo superan, en mi opinión, papeles que ha hecho mucho como Don Giovanni, pero es un convincente Potter. Patrick Summers, habitual colaborador de Heggie, dirige bien a la orquesta.

Cabe comentar que han hecho bastantes cambios desde el estreno de Houston hace un año. Argumentalmente, el principal es eliminar el personaje del farmacéutico, Mr. Gower, y también ha habido retoques musicales y en la producción. No he escuchado la grabación, pero por lo explicado parece que han querido reforzar aún más el carácter festivo y navideño de la pieza (en particular en la escena inicial).

En suma, una obra agradable, incluso emotiva, que me gustaría haber visto en una producción menos minimalista.

Fin de semana largo con periplo italiano Milán-Bergamo.

En La Scala Elektra de Richard Strauss con la ya casi mítica producción de Patrice Chéreau. La apuesta por poder ver al viejo león Straussiano Christph von Dohnanyi era demasiado arriesgada teniendo en cuenta sus 89 años. Sólo dirigió la primera . Le sustituyó Markus Stenz, especialista en contemporánea que está dirigiendo el estreno de Kurtag. Una buena función, aunque lejos de la protagonizada por Salonen y Herlitzius hace 4 años con la misma producción y que también presencié. Un placer volver a ver sobre un escenario a la gran Waltraud Meier más allá de su desgaste vocal. Ricarda Merbeth ha pasado de Crisotemis a Elektra. Comenzó muy mal, pero fue afianzándose durante la representación, si bien el papel le va grande. Notable Orestes de MIchael Volle e insuficiente Hangler como Crisotemis, bonita voz, pero demasiado liviana y con problemas en los ascensos.

A continuación, el siempre interesantísimo Donizetti Festival en la maravillosa ciudad natal de un genial creador de música y teatro, clave para la evolución de la ópera en general y del melodrama romántico italiano en particular.
Magnífica función de "Il castello di Kenilworth" (Napoli, Teatro San Carlo, 1829), primer acercamiento a la monarquía inglesa, antecedente de la llamada trilogía Tudor posterior (Anna Bolena, Maria Starda y Roberto Devereux) que contiene una fascinante contraposición entre dos sopranos y dos tenores. Espléndidas Pratt-Remigio por un lado y también Anduaga-Pop, por el otro. Buen debut en la dirección escénica operística de la española María Pilar Pérez Aspa en un trabajo inteligente, elegante y lleno de buen gusto.
Pero lo más importante: Después de la inmejorable impresión que me causó en Pesaro en un papel secundario, en esta ocasión ya como protagonista, estoy en condiciones de afirmar y así lo hago como vociólogo gurú Universal, que el joven tenor español de 23 años Xabier Anduaga posee la voz tenoril más bella y de calidad surgida en los últimos años, -yo me atrevería a decir desde la irrupción en su día de Roberto Alagna-. Una maravilla por belleza, proyección, potencia, cuerpo, squillo, luminosidad... margen de mejora en cuanto ductilidad, remate técnico, y variedad en el fraseo, pero confío en que no estropee ni le estropeen, porque tal y como están las cosas le van a ofrecer papeles dramáticos enseguida. Hablé con él al final de la función y me parece que tiene la cabeza muy bien amueblada. Me dijo que "El más grande es Alfredo Kraus" (no se puede tener mejor espejo) y que ya había rechazado Traviatas y Rigolettos, porque ya habrá tiempo.... Bravo!!!!

Muy interesante también poder presenciar en directo "la prima volta di Donizetti", es decir la primera de sus óperas que se estrenó: Enrico di Borgogna (Venecia, 1818). EL yugo Rossiniano es todavía absoluto, pero incluso podemos escuchar en la cavatina del protagonista (cantado por una mezzo in travesti) la melodía que anticipa "Al dolce guidami" de Anna Bolena. Estupendo el muy Rossiniano concertante del acto primero y la escena final con rondò de Enrico, que encarnó Anna Bonitatibus, de material modesto, sin extremos, pero buenos legato y agilidad.

Recensiones completas, pronto donde ustedes saben.

¿Qué tal Frizza? Es un director que conoce el bel canto y me parece que trabaja bien con los cantantes, pero no me acaba de entusiasmar.

Bien, articulación genuina, italiana, ligera, buen sentido narrativo y estupendo acompañamiento al canto. Le faltaron un punto de tensión y de fantasía, pero notable labor, en cualquier caso.

Después de haber escuchado a Michael Völle como Orestes, que opinión tiene de si saldrá airoso de los Wotan-Wanderer del próximo año en el Met.

Como siempre un placer leer sus crónicas viajeras Sr. Tunner.

Bueno, toca también el resumen del puente de Acción de Gracias en Nueva York:

Il trittico (Puccini). Metropolitan Opera. Nueva York. 23-XI-2018

Doble aniversario: 100 años del Trittico y 50 de Plácido Domingo en el Met. Ya la comentamos Rubini y yo durante la retransmisión. Después del Tabarro se hizo un homenaje al legendario artista:



El problema es que el discurso de Domingo fue el único momento emotivo de la noche, lo cual creo que dice todo. La función en sí fue francamente aburrida, con la excepción de Gianni Schicchi.

La mejor intérprete fue Stephanie Blythe como Principessa/Zita (curiosamente, en mi anterior Trittico en Múnich la mejor fue Michaela Schuster, en los mismos papeles).

Il tabarro no levantó el vuelo nunca. No conocía la producción de Jack O'Brien, con una espectacular escenografía pero que resultó poco teatral. Ni Amber Wagner ni George Gagnidze hicieron mucho con los personajes, el segundo al menos funcionó en la modalidad de ogro amenazante. Wagner cantó bien, pero en escénicamente no ofreció demasiado. Marcelo Álvarez empezó más o menos bien, pero se vino abajo en su principal intervención.

La Suor Angelica, mal. Me temo que Opolais sigue sin funcionar en papeles puccinianos y en esta ocasión le noté la voz algo envejecida incluso al principio, como ya apuntó Rubini. Extraña coreografía de monjas que vagaban por el fondo del escenario, por hacer algo supongo.

Finalmente, el Schicchi fue por lo menos divertido. En este caso sí que me gustó la producción, con muchos detalles cómicos tanto en escenografía como en la dirección de actores. Y además entre los familiares estaban varios secundarios con muchas tablas para esto, como la mencionada Blythe y Maurizio Muraro (Simone). Ninguno de los dos jóvenes enamorados (Atalla Ayan y Kristina Mkhitaryan) me convenció. Plácido Domingo, por su parte, interpretó el papel protagonista con bastante gracia.

Volle estuvo bastante al límite en el Holandés Errante, yo personalmente no lo veo demasiado como Wotan. Quizás para el Wanderer.