No le cuento su Violeta porque se la puede imaginar. Cargante es poco.

La vi, la vi. Cargante para cargársela. No se puede ser más relamiiiiiida...

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Exactamente!
Yo me la reservo - a Dña.Renée, naturalmente- para sus tournées europeas de finales de primavera : este junio como Desdémona y en junio 2012 como Mariscala, ambas en París Bastille.

Al final y desde el cine, que desde luego no es lo mismo que sentarse en el MET, de este CAPRICCIO me sobraron dos horas.
No fui capaz de entrar… no se por que… no le echo la culpa a nadie y la verdad es que la última media hora, propiedad total de Fleming, la disfruté porque la música es maravillosa, sin embargo me aburrí bastante con el resto.
El compositor y el poeta me resultaron flojos, los cantantes italianos, a pesar de lo dicho por quien abre el hilo, tampoco me parecieron gran cosa.
El productor, que conduce escénicamente buena parte de la obra, es lo que mas me gustó, la Clairon bien y del hermanísimo lo que más me gustó fue su vestuario y a propósito de vestuario, el vestido de la actriz un total desacierto: parecía una continuación de la tapicería del sofá central.
En fin, que ya dicen que esta opera poco convencional es una pieza para entendidos y yo, que estoy muy lejos de serlo, voy a esperar al sencillo trovador verdiano para que me alegre la vida

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Totalmente de acuerdo contigo en lo que dices
Yo tambièn me aburri mucho en algunas partes. Ademàs hubo quien se durmiò y casi ronca, por lo menos en Madrid.
De todo lo visto del Met es lo que menos me ha gustado.
Estoy deseosa que llegue el proximo sàbado para ver Il Trovatore.

Discrepo del todo, pero es que Capriccio me encanta. Una ópera sobre la creación operística, una exquisita metaópera llena de interrogantes y posibles lecturas. Un ejercicio de sensibilidad musical y literaria con un fantástico libreto.

Eso sí, el punto más flojo de la función fue Russell Braun como Olivier. Estuvo mucho mejor el apasionado Flamand de Joseph Kaiser. Lo mejor de la noche, Sarah Connolly, fabulosa Clairon, y el maravilloso La Roche de Peter Rose –qué momentazo su monólogo, epitafio incluido–, que ya nos había dado un espectacular Barón Ochs en el magnífico Rosenkavalier de la pasada temporada del Liceu. Muy graciosos los cantantes italianos de Barry Banks y Olga Makarina; mucho mejor cantante él que ella, por otra parte (la Makarina es un clon de María Jiménez, obsérvese ). Un acierto el Conde de Erik Mortensen (no sé si cito correctamente el nombre de este cantante), así como la intervención del apuntador Monsieur Taupe. Fue antológica la escena del mayordomo y los criados, y muy bien cantada además.
Doña Renée Fleming, en su tónica: quiere resultar seductora y no es más que cursi, muy american princess, pero también es cierto que fue a más durante la función, con dos momentos sobresalientes: el soneto acompañado de arpa, y la maravillosa escena final.
Los bailarines no estuvieron mal, pero un poco pasados de comicidad, que no venía del todo a cuento.

A pesar del realismo minucioso de los lujos del Met, la producción me gustó. Había detalles estupendos en la dirección de actores (nada de barullo entrando y saliendo), y el decorado dieciochesco introducía ciertos elementos decorativos de la década de 1930 muy bien traídos. Algo menos me gustaron los vestidos de Doña Fleming, y no me pareció desacertado en absoluto el llamativo traje de Clairon, tan criticado aquí (ese conjunto de vestido y abrigo tan déco, tan de rabiosa moda en el momento al que se ha trasladado la acción, se aviene bien con el carácter del personaje, actriz adorada por su público y preocupada por su imagen).

Disfruté locamente de una ópera tan refinada, en la que el público presente en el Met se rió y aplaudió a destiempo todo lo que quiso
Adoro Capriccio, siempre en el fondo de las discusiones sobre si en la ópera debe primar el canto ó las palabras. Y de esa discusión bizantina este foro sabe un rato.

No estoy nada de acuerdo en que Peter Rose hiciera un buen monólogo. Creo que es el pasaje de las óperas de Strauss que más me gusta y no creo que se le hiciera ninguna justicia. Se puede comparar por ejemplo con el excepcional trabajo de Victor Braun en San Francisco y se queda muy muy lejos.

Capriccio para mi es una obra maestra incomparable pero no creo que haya tenido la representación del Met un nivel muy alto. Comprendo el aburrimiento de algunos. Yo también me aburrí por momentos y es mi obra preferida de Strauss. Pero claro, es cuestión de gustos y también que en el cine se puede oir de manera distinta al directo.

Lo que sí comparto con Carestini es que el libretto es una delicia.

A mi me gusta mucho Capriccio, incluído el libreto, pero si es cierto que a veces se me hace redundante.

No disfruté del todo la retransmisión en cines porque para empezar se me metió en la cabeza que era a las ocho, así que entré cuarenta minutos tarde, para sentarme discretamente en una esquina de la primera fila, cargada con una bolsa azul de IKEA por la que asomaba una barra de cortina y pensando si podría encajar la mesilla Tralund sin impedir la apertura de las puertas Sjögren de la cómoda Flagstad. No "in the mood" de cualquier manera.

Me encanta Fleming con cursilería incluída, particularmente en Strauss. Pero no me pareció que fuera su mejor día vocalmente hablando, aunque hubiese aplaudido como una loca el momento del arpa y el glorioso final. Me encantó Sarah Connolly, que estuvo perfecta (vestido incluído, si), y no me desagradaron Peter Rose ni Joseph Kaiser, si Russel Braun que me pareció flojo y soso. El Conde no me gustó nada, nada. Bien el apuntador, y coincido también con Carestini en la fantástica escena de los criados. El tenor italiano me gustó mucho, María Jimenez (igualita!!!) desastrosa pero muy divertida. Y me gustaron los bailarines con sketch cómico incluído. (Parte tenía razón, el público estallaba en carcajadas cada dos por tres).

No era mi noche, de todos modos, y perdí el hilo varias veces (demasiadas neuronas ocupadas con nombres suecos, supongo), pero la culpa no la tuvo Strauss.

El recitado fue horroroso. Tanto por la dicción del alemán como por la interpretación expresiva.

Coincido en casi todo con Carestini. Estupenda Connolly (acertadísimo vestido incluido), muy buenos Peter Rose y Joseph Kaiser (ambos lograron emocionar con sus respectivos monólogos) y no demasiado bueno Russel Braun.

En cuanto a Fleming, es verdad que ciertos amaneramientos (retozos con flor incluidos) pueden rozar el ridículo, pero en su monólogo final se fue calentando hasta lanzar unas cuantas frases verdaderamente orgásmicas que compensan cualquier otro defecto.

La orquesta y la dirección musical es muy superior a lo que yo -con mi corto rodaje en todo esto- haya podido presenciar en general, por lo que estuve encantado con casi todo lo que salía del foso.

Decorado relativamente tradicional, que no estorbaba. Dirección escénica muy correcta, con más de un detalle encantador.

En fin, que con esa condesa brindado al público con su Martini (¿hay algún final de ópera que no sea banal?) y con ese mayordomo apagando la luz y cerrando la puerta al ritmo de los últimos compases de la música, terminé con una de las emociones más profundas que he tenido con una ópera. Es que uno es fácilmente impresionable.

Con esta función he cambiado de opinión en dos cosas.

Una es que siempre pensé que Capriccio flaqueaba en algunos momentos y que no funcionaría del todo en una representación, y no podía estar más equivocado. La ópera me pareció más que eficaz dramáticamente de principio a fin, y ha ganado muchos puntos para mí.

La otra es que hace poco dije por el foro que donde se pusiera una buena grabación que se quitara una representación en directo no tan buena. Ahora comienzo a vacilar.

¡Menos mal!

Recién llegados de nuestras vacaciones de Semana Santa en Nueva York donde hemos podido asistir y disfrutar en directo de ese delicioso Capriccio en el Met, ¡un sueño! En un principio nos pareció algo aburrida, pero en seguida todo fue cambiando, el libreto nos hizo reír, nos encantaron la producción y el decorado; a cada minuto que pasaba estábamos más y más enganchados.

Lo mejor, las escenas de los bailarines y la del arpa . Extraordinaria voz la de la Sra. Fleming, aunque ella está empalagosa y cursi hasta casi lo ridículo. El resto de los cantantes estuvieron bastante bien, sin ser estrellas, pero no desentonaron. Algunos detalles los perdimos porque estábamos algo lejos.

A pesar de que fueron dos horas y media maravillosas sí que echamos de menos un pequeño descanso para estirar las piernas y tomar un refrigerio. Que ya tenemos las articulaciones algo perjudicadas.

¿Se votó esta ópera? Le habríamos dado un sobresaliente .

Se voto.

El resultado final fue de 2.1, y llego a ser calificada como "...producto artero y pequeñoburgues, historicamente escandaloso..."

A ver ¿el concepto de metaópera, significa que al final y como compendio al planteamiento escénico, se alcanza el objetivo? Y este objetivo ¿es el secreto que se lleva la Fleming cuando cierra las luces y abandona la sala rosa en mano?
A ver si alguien es tan amable de poner luz, que la realeza es de natural torpe