Nueva York, Metropolitan Opera, 16-3-2010
Hamlet (Ambroise Thomas)
Simon Keenlyside, Marlis Petersen, James Morris, Jennifer Larmore, Toby Spence, Matthew Plenk, David Pittsinger, Maxim Mikhailov
Dirección Musical: Louis Langrée
Producción: Patrice Caurier, Moshe Leiser
Ambroise Thomas con un libreto de Carre y Barbier se atrevió a crear una ópera de la gran tragedia Shakespiriana. Una obra inmortal, pero que personalmente, nunca me ha convencido su final. Un tanto precipitado, forzado y sin la factura de otras de sus obras maestras.
No logró crear una obra redonda ni las cimas logradas por Verdi en sus trabajos Shakespirianos, pero sí una obra interesante, de agradable escucha y con muy buenos momentos. Entre ellos, el magnífico dúo entre Hamlet y Ophelie del acto I ("Doute de la lumière"), la escena de la locura de Ophélie, caballo de batalla de las sopranos coloratura, el más trivial, pero popular brindis de Hamlet con ese si bemol para barítono que rara vez podemos escuchar, lógicamente. A la ópera le falta consistencia dramática y fuerza teatral, pero está llena de melodías plenas de perfume y delicadeza francesa.
Gris, gris, desangelado y anodino resultó estre estreno de nueva producción a cargo de los debutantes en el teatro (avalados por prestigio ganado en Europa) Patrice Caurier y Moshe Leiser. Creo que he visto alguna producción de ellos que no estaba mal (¿Quizás la Butterfly del Liceu? No lo recuerdo bien) pero en este Hamlet no se han lucido precisamente. Fueron protestados, al igual que el director musical Louis Langrée. La producción en la línea de las que están de moda. Un par de elementos escénicos que por un lado constaban de puerta y pared de color rosáceo y por otra, lo que parecían una especie de almenas de castillo, que eran movidos y girados y dados las vuelta en cada escena. En la escena del cementerio, una tumba en el centro del escenario y nada más. Irrelevante la dirección escénica y poco estímulo para los cantantes que, además, ofrecieron muy poquito en lo vocal.
La cancelación de Natalie Dessay (para quién se montaba la obra) lastró de manera inmisericorde la compañía de canto. Su sustituta, Marlis Petersen, reconocida Lulú e intérprete de obras contemporáneas, naufragó en toda regla. Es muy difícil brillar en esas obras y luego sacar adelante las que "hay que cantar". Muy nerviosa al comienzo, no terminó de centrarse. Voz feota y Gutural. Agudos imposibles, fijos y constantemente calantes. Sobreactuada. Fué muy duro escucharla.
El mejor del elenco, Simon Keenlyside. Con su consabida voz atenorada, blanquecina, falta de empaste, de bruñidura y de metal, pero bien proyectada, y su línea de canto cuidada, musical, que tan bien se adapta al mesurado e íntimo canto francés. También su temperamento introvertido, es ideal para el personaje y para el estilo. Una buena interpretación pero que tampoco logra, por sí sola, salvar una función.
A la Larmore le queda ya muy poquito y Morris resulta inaguantable. Berrea como un borracho de taberna. El tenor Toby Spence de justos medios vocales, canto bien en su corta intervención como Laertes.
Espantosa la dirección musical de Louis Langrèe (que fué perceptiblemente abucheado). Un barroquero a la francesa, que ofreció una dirección blandorra, mortecina, plana, sin el más mínimo de tensión ni de sentido teatral. Soporífero.
_________________ "El canto como la belleza que se convierte en verdad" (Friedrich Schiller)
Última edición por Carl Tunner el 21 Mar 2010 16:03, editado 3 veces en total
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