domingo escribió:
Lo del abucheo sistemático al director de escena es un comportamiento tan pastueño como lo del aplauso acrítico al divo/a de turno, es una moda que se va imponiendo y que en muchos casos no responde a la manifestación de una opinión propia y bien fundada sino a un desahogo que algunos se toman escondiéndose en la masa. Es como el que va al futbol, llama cornudo e hijo de puta al árbitro y al salir se siente mucho mejor. Caracteres acomplejados, siempre han existido. No digo que todos los que abuchean, ni siquiera que la mayoría de los que abuchean, respondan a este patrón, pero que haberlos, haylos, lo sostengo.
Edito para aclarar que mi comentario viene al hilo de los insultos personales que ayer recibió el señor Carsen sobre el escenario del Real al salir a saludar y para evitar suspicacias y falsas polémicas, que no son para nada de mi gusto, y afanes de protagonismo como los que indicaba el forero b al inicio del hilo.
Un saludo.
Es que además con los Directores de Escena no hay gradación, enseguida todo se radicaliza -por variados y distintos motivos enraizados-, y el abucheo aparece a la mínima de cambio. Hay una parte que saca su "coger la anécdota por el todo", sean desnudos o distintas historias que a cada cual le toquen su llaga particular; hay también en algunos absurdas gotas anti Mortier (absurdas porque no le corresponde); y hay también una facción en los estrenos del Real muy protagonistona y friki, que saben que su reacción va a dictaminar para la posteridad la -normálmente- única salida del Director de Escena en los saludos finales: el estreno. Saben que su reacción se va a ver reflejada en tooodas las crónicas, y ese ""poder""....no veas lo que les pone.
Por supuesto también estan los que, sencíllamente, nos les gusta nada el montaje -como el caso de Tunner- y estan en todo su derecho de abuchear y calificarlo como les venga en gana.
Yo de todas formas creo que un abucheo tan extremo como el que hubo es injustísimo en un montaje como el de Carsen.
-Donde se ve un intenso y minucioso trabajo.
-Donde en realidad la esencia última de lo que es Salome no sólo no está obviada, sino que se realza y multiplica.
-Donde las gradaciones estan conseguidíiiiisimas (por cierto de forma ajustadísima a la partitura) con la danza de los siete velos con su espectacular crescendo como esplendoroso ejemplo.
-Donde hay un trabajo de iluminación esplendoroso que sabe realzar distintos momentos muy puntuales en la acción de forma soberbia.
-Y -permítanmelo- donde sólo por el magistraaaaaaaal momento quasi de película gore a los "Tesis" de como realza el primer "quiero la cabeza de Jokanaan" (grande Stemme)..... ¨No, no, nooooo, no. Eeeeeeeeso no se pue abuchear.
QUÉ MO-MEN-TO!!!
Magistral.