Un poco decepcionado vuelvo de esta "Sonnambula", que, a priori, contaba con buenos mimbres, pero en la práctica la cosa no ha acabado de funcionar.
La Rancatore que, al parecer, debutaba el papel, da la sensación de que quiere cambiar ligeramente el repertorio y para ello trata de cambiar también, de manera forzada su propia voz, que suena entubadísima (yo no la recordaba así en absoluto) y con ensanchamientos muy artificiales. Aparte de eso, cantó aceptablemente bien, pero aún le queda mucho camino en cuanto a la interpretación del personaje. Faltaron matices, sutilezas y hondura.
Celso Albelo debe saber que no sólo de agudos vive el hombre. Da una sensación general de desinterés, excepto en el momento de lanzar el "pepinazo" de rigor. Es cierto que los agudos son "hipo-huracanados" y entusiasman, pero cantar es mucho más que eso. La línea de canto es sosa y monótona; es incapaz de emitir una escala (o una escalita),
diatónica o cromática, sin desafinar. La falta de ligereza en las agilidades y en las notas de adorno no son de recibo en un tenor lírico-ligero como es él. No sabe trinar. La Rancatore lo intentó, aunque no le salió, pero es que Albelo no hizo ni el intento. En fin, que tiene que currárselo mucho si quiere ser un cantante y no sólo un "fenómeno" circense.
Irreconocible Carlo Colombara. Nunca fue un portento, pero lo de ahora es impresentable. Voz durísima, sin ninguna flexibilidad (ya me contarán cómo se puede cantar belcanto, y Bellini en concreto, si no se tiene un mínimo de flexibilidad y morbidez), y peleado también con la afinación. Un horror.
Ruth Rosique estuvo simpática y desenvuelta durante toda la función, haciendo una Lisa muy intencionada, pero cuando llegó su aria (o lo que dejó de ella el director de orquesta) naufragó por completo. En su favor, decir que fue la única de los protagonistas que supo trinar.
El director de orquesta, Eric Hull, consiguió un sonido "modosito" de la orquesta, y bonitos detalles de algunos instrumentos solistas, además de sevir al canto, pero mutiló miserablemente la partitura, y yo con estas "carnicerías" no puedo.
Puesta en escena pictórica y estática (a los coristas se les debió dormir piernas y brazos a lo largo de la función, porque apenas se movieron). "Bonita", cursilona y pelín rancia, pero, bueno, no molestaba demasiado.
¡Y esto es todo, amigos!...