Ayer estuve en la función de Opera Berri, segundo reparto en sentido estricto. Una vez más salí de una Carmen bilbaíno decepcionado; eso sí, como me dijo un amigo en el descanso, no puede haber decepción cuando speras poca cosa. Mañana, otra Carmen, esta del primer reparto, el apuntado por Nino Dentici del que creo que voy a discrepar radicalmente.
La función de ayer tiene como objeivo fundamental acercar la ópera a gente inhabitual. Los bravos y calurosos aplausos de ayer los entiendo exclusivamente proveniendo de estos futuros aficionados porque si lo de ayer merece bravos me voy al otorrino cagando leches.
Maria Riccarda Weseling tiene solo un problema: que no es Carmen. Ni por voz ni por cracterización Wesseling está uy lejos de ser una gitana navarra con mala leche. La apuesta de la escena es presentarnos una Carmen más vestida para Porgy and Bess, cabreada con sus compañeros de barrio; y la voz de Wesseling es limitada, pequeña, débil e insuficiente para afrontar un papel de estas dimensiones.
Alejandro Roy tiene el problema contrario: voz para regalar y una voz sana, fresca, natural. Otra cosa muy diferente es que Roy conjugue adecuadamente el verbo "matizar", especialmente en primera persona del presente de indicativo. A este nivel, cero. Todo en forte; cuando conjugaba, recurso al falsete más descarado. Su aria de la flor fueron muy buenas intenciones pero sin matiz suficiente; eso si, dibujó muy bien el patetismo de Don José en el acto final.
Kristin Lewis arrasó en el aplausometro (¡¡y cuando no lo consigue Micaela) y lo cierto es que por voz y por presencia fue lo más interesante de la noche. Estoy seguro de que esta cantante volverá al Euskalduna muy pronto. Algunos ataques los hizo de aquella forma pero su voz, por color e intensidad fue lo más interesante.
Bastante menos la de James Creswell, bajo que canto Escamillo bastante justito. En su historial aparecen sarastros, Titureles y otras papeles de bajo, por lo que extrañaba su presencia como escamillo. Lo curioso es que le vi más voz en la zona aguda que presencia en la grave. Su planta, con esa pinta de lord británico dispuesto a tomar el te, sencillamente imposible.
Del resto, destacar el buen nivel medio, sin fisuras. Muy bien Jon Plazaola, Manel Esteve, Gladys Rossi, Nuria Lorenzo, Nicolas Testé (¿hay que traer de Francia un cantante para el Zuñiga?) y, algo menos, Javier Galán.
Punto y aparte para el director Patrick Davin. Me costará recordar una obertura mas pachanguera, más de charanga que la de ayer, a la vez que me costará recordar una actuación del Coro de la ABAO tan desaliñada. Supongo que el señor Davin tendrá algo de responsabilidad en todo esto. Me aburrí por momentos y la puesta en escena (de Savolinna) consiguió atraer mi atención más de lo ordinario, visto que las voces no lo conseguian. Me encantó el acto cuarto, la primera parte planteada desde la habitación de escamillo y, con un rápido cambio, pasar a la plaza donde carmen es asesinada. Notable.
No se vayan, mañana hay más.
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