“Death in Venice” – La Monnaie 24/01/2009
En Bruselas se ha presentado la versión que se estreno en ENO en el 2007.
Aschenbach y Dionisos (los 7 personajes) eran
Ian Bostridge (se alternaba con Graham-Hall, la cena motivo de mi viaje me impidió acudir a verle el viernes
) y
Andrew Shore. Y Tadzio era el joven (17) bailarín
Leon Cooke.
En conjunto fue una muy buena función (hacía meses que no disfrutaba de una función de este nivel).
Sin duda hubo tres protagonistas:
-
Paul Daniel, lejos de los protagonismos que nos tienen acostumbrados por nuestra tierra Paul Daniel paso desapercibido toda la función, no dirigió para que el público le viera, dirigió para que el público disfrutara de la función, efectivo y correcto en las entradas (ninguno de los ahí presentes entraba sin sus instrucciones) supo imprimir un carácter milimetrado y emocional en cada uno de los momentos y temas sin que uno pueda decir la melodía de la obra es el tema de: la muerte, Tadzio,… Los temas son todos y cada uno de ellos y él nos los hizo llegar.
- La orquesta titular de la Monnaie, ya poco queda de la magnífica orquesta que en su día montó Pappano, pero sin duda esta función la han preparado a conciencia, una auténtica delicia.
- Ian Bostridge, una interpretación muy buena, aunque es algo joven para el papel (Pears lo estrenó con 63 años, 20 más), lo hizo suyo, tuvo momentos excepcionales y en otros se le vio el plumero al imitar (sin emular) a Pears. Supo imprimir carácter en los momentos álgidos, principio del primer acto (controlado, con una pasión desapasionada), la escena del elderly fob, el primer encuentro con Tadzio (imprimiendo el carácter todavía apolíneo del encuentro), el final del primer acto (cuando empieza a SENTIR), el principio del segundo acto (cuando la inflexión de lo apolíneo a lo dionisíaco se completa) y el final del segundo acto cuando (una interpretación patética/sublime). Su línea de canto sin llegar a un Pears o a un Langridge (más cerca del primero en su aproximación) muy adecuada y sin problema alguno en la ejecución. Antes de que me lo preguntéis, no sé si su voz llenó el teatro, desde luego desde las primeras filas se le oía sobrado, y la Monnaie no es especialmente grande por lo que creo que no hubo problema en ese sentido. El braveo que recibió creo que apoya mi posición.
Del resto
bueno:
- Shore, era un buen cantante para el papel hace cinco años ahora tenía ligeros problemas vocales y sin duda más problemas interpretativos (el papel es muy dinámico y la dirección de escena le tenía destrozadito al pobre).
- Cooke, es un bailarín conocido por haber sido uno de los protagonistas del musical “Billy Elliot”, sin embargo creo que se equivocaron al primar el nombre (que tampoco es para tanto) frente a la calidad el chico que hacía de Jaschiu, que sin duda era un desconocido pero en la función superaba con creces las cualidades de bailarín de Cooke (quien además de belleza no andaba sobrado, aunque para gustos colores).
- El resto del reparto no destaco ni en lo positivo ni en lo negativo, algo anodinos.
-Warner, hizo un buen trabajo en la dirección de escena de los protagonistas, los coros y los figurantes (había momentos en que eso parecía el rastro en hora punta).
- Jean Kalman, se encargó de hacernos patente lo que una buena iluminación puede conllevar brillante en los momentos clave fue uno de los recursos mejor empleados.
- Pye realizó una escenografía clásica no pretendía ser en ningún momento la estrella de la función y en varias escenas (sobre todo en el final) esa sencillez fue magistral y providencial, cómo se puede ser tan genial con sólo dos focos, una lona y una hamaca.
- Aunque el vestuario no permite excesos, Obolensky, siguiendo la tónica de la escenografía pasa del negro inicial al azul grisaceo del inicio del viaje al beige de Venecia y al blanco roto del final (el pobre IB debía de andar cambiandose tras las bambalinas porque apenas abanondaba la escena y se cambiaba de traje (todos ellos de tres piezas).
La foto es de una representación en ENO.
Tiene mérito encontrar una función, una buena dirección, una buena orquesta, una buena interpretación en el principal papel y en donde ni el director de escena ni el escenógrafo quieren ser los protagonistas, y el sábado pude disfrutar de una de esas
rara avis.
Saludos,
M.