La segunda función del
Rake’s Progress me dejó un sabor agridulce, reconozco que pase un buen rato, lo mejor para mi fue el conjunto, no puedo destacar a nadie en particular, quizás el que estuvo a mejor nivel fue
el tenor
Marlin Miller (Tom Rakewell), tanto el como
Chester Patton (Nick Shadow) fueron los mas aplaudidos por el personal, frío como siempre en la segunda función, pero creo que en el caso de
Patton sus aplausos fueron un poco desmedidos dado que su papel es un cheque en blanco para ganarse al publico pero creo (como ya comentasteis) que en su caso fue mas “presencia escénica” que vocal, algo similar puedo decir de
Elisabeth Futral (Anne Trulove) aunque fue menos aplaudida que los anteriores, me resultó muy justita en lo vocal, dando la sensación de (espero que no sea cierto) que no daba para mas, pese a esas deficiencias su nana en la escena del manicomio me dejó muy buen sabor de boca.
De
Darren Jeffery (Trulove) solo puedo decir que al menos yo pude verle pero no estoy seguro de si su papel es mudo, yo no le oí absolutamente nada, no se como habrán vivido el tema los que sientan mas arriba y no tienen una buena visión, no es que me preocupen los pobres pero uno a veces se sienta con la plebe en el gallinero y sabe lo que se sufre allí.
De
Francisco Vas recordaba su
“Cosí fan Tutte” de Oviedo y por si acaso me llevé la recortada escondida bajo el abrigo, no tuve necesidad de usarla pero tampoco sacó todo lo que su papel tiene, que pudiéndose llevar un cuadro de calle, no lo logró, sigue sin convencerme, en esa subasta yo no habría comprado nada. Otro tanto para
Dagmar Pecková (Baba the Turk) y
Rebecca de Pont Davies (Mother Goose) ambas pasaron sin pena ni gloria, mas doloroso en el caso de la primera que la segunda.
Orquesta y director funcionaron bien, el director
Mikhail Agrest logró un buen sonido de la Oviedo Filarmonía, no se si como
EMarty señaló, descuidó a los cantantes pero yo no tuve esa sensación. Lo mejor fue la producción del
Théâtre des Champs-Élysées que cambia (¡como no!) la época y aunque con ello puede que desvirtúe un poco la esencia de la opera, le da un aire de musical de Broadway y consigue un mas que aceptable resultado, aplausos merecidos también para el coro, que se desenvolvió con soltura tanto en lo musical como en lo escénico. Tanto en la escena del Bar/burdel y especialmente en la escena de la subasta, en esta ultima fueron protagonistas absolutos por encima del subastador.
Tengo que aclarar que (a tenor de lo visto y oído hasta ahora) si esto es lo mejor que saben o pueden hacer en cuanto a programación y cantantes, mejor harían los dirigentes de la opera de Oviedo en “orientar su vocación por otros caminos” ayer había bastantes sitios libres y no es la primera vez que esto sucede, al terminar el evento, escuche algunas quejas de espectadores con respecto tanto a la programación en general como al nivel de los cantantes, quejas que comparto, no me gusta la línea de programación y mucho menos los cantantes, pero esta directiva recibió el apoyo de los socios en las ultimas elecciones y tienen todo el derecho del mundo a programar como les parezca y a contratar a quien quieran o a quien puedan, exactamente el mismo derecho que tengo yo para decir que no me gusta.