Cuando se me propuso crear un subforo privado para hablar de temas prohibidos en el foro general, mucha gente se opuso vehementemente. Algunas de esas personas luego se ham dedicado a hablar de política en un montón de hilos (claro, se creen que sus propias opiniones no son polémicas).

Les voy a recordar uno de los principales mensajes en oposición (https://www.unanocheenlaopera.com/viewt ... 05#p791605):

Está claro que la homosexualidad masculina está mucho más presente en las producciones operísticas de nuestros días que la femenina, por qué será...

Me gusta el ruido. Por eso frecuento el hilo blanco y aquí se me vienen un par de episodios que ni pintiparados o como peras en tabaque, pero voy a callar como el buen Sancho.

Son dos categorías distintas las que menciona: hablar de una producción y de su autor (vista o no -yo le he visto- hay críticas a punta de pala -yo las leí-) es una cosa; los varios mensajes que exceden lo permitido es otra.

No es lo mismo.

Yllanes, acepto parte de mi culpa; pero ¿no le parece muy significativo que todas las discusiones provengan siempre por comentarios de los mismos foreros?

Debe ser que se vuelve a cumplir la máxima: "Lo importante no es que un ______ sea bueno o malo, sino que se hable de él".

Estoy con Yllanes.

Que se nos ve el plumero, que ya sabemos de qué pie cojeamos cada uno (y me incluyo, claro), no hace falta soltar la boutade progreprovocadora ni el chiste ranciofachita sin gracia, que parecemos Trolls 1.0

Así que sigamos con el Ballo.

Y ahora pregunto yo: ¿qué tal de expresividad Anna Pirozzi?
Porque es una soprano que a mí en tema interpretativo siempre me deja frío frío.

Pues de las veces que la he visto (también la he visto como Abigaille y Lady Macbeth), diría que la menos expresiva de las veces. No mal, pero comparando, menos emotiva.
En su primera aria "Ma dall'arido" me dejó más frío de lo que me gustaría. Su "E m'afissa e terribile sta" estuvo flojo y se la comió un poco la orquesta".

Muchísimo mejor en "Morrò ma prima in grazia", regulando mucho mejor, delineando con mucha más intención y la ovación fue merecida.

En la escena de la urna soltó una frase en plena voz de pecho preciosa, natural y expresiva que ojalá hubiese utilizado en algún otro momento.

De nuevo en la última escena, en ese último intento de que Riccardo huya, se me volvió a quedar un poco inexpresiva en ese precioso trocito que empieza con "T'amo, sì t'amo e in lagrime..." donde faltó tristeza y sobretodo desesperación en esos agudos tan difíciles.

A nivel actoral está el problema de que aparece con gafas de sol en las primeras escenas, lo que limita bastante los gestos y la expresión.
De nuevo en las últimas escenas es donde más brilló en su segunda aria y la escena posterior, así como en la escena final.

Igualmente volveré a la última función y, si le interesa, puedo decirle cómo la he visto con mucho más rodaje.

Un saludo,

Aunque se critique a los autores clásicos (Puccini, Verdi, Donizetti, etc.), el programar obras suyas es siempre un seguro de taquilla, y de que aunque haya algún “genio” que las manipule, siempre vas a disfrutar. Este es el caso de este Ballo. Lleno todos los dias y ambiente de expectación, pero no expectación por ver que chorrada se le ocurre al “genio”, sino porque sabemos que aunque no sea de las óperas más conocidas lo vamos a pasar bien. En este caso el “figura” al que tanto miedo teníamos no ha terminado de empastrarla, ha hecho cuatro cositas que han mareado al personal que no se enteraba y no sabía por donde cogerlas, pero no ha llegado la sangre al rio. Y como resulta que seguimos sin tener programa de mano que llevarnos a la vista, pues tanto en el entreacto como a la salida se oía preguntar sobre tal escena o tal cosa que quería decir. Pero bueno dentro de lo malo se ha podido aguantar, peor nos temíamos que iba a ser.

En el apartado musical estas han sido mis impresiones:

Anna Pirozzi (Amelia), como siempre fenomenal, aunque me dió la impresión de empezar fría y más floja de lo normal, fue de menos a más para terminar arrolladora. Su Morró fue de un nivel extraordinario.
Es una cantante a la que en La Panderola le tenemos mucho cariño, aparte de por su canto, por su sencillez y amabilidad como persona. Algún miembro destacado de este Foro (con pinta de playboy) moderador por más señas, también lo puede confirmar. Muy bien.

Francesco Meli (Riccardo), en el 2010 lo ví por primera vez cantando aquí en Les Arts una Lucia Lammermoor, y estuvo muy bien, después parece que ha tenido algunos altibajos en su carrera. Ayer en algunos momentos pareció sufrir en la subida al agudo, pero en conjunto buena actuación. Bien.

Franco Vasallo (Renato), ha estado aceptable, pero no me terminó de convencer, tiene un tipo de voz que no me resulta agradable. Bien a secas.

Marina Monzó (Oscar o lo que sea), Muy buena labor tanto vocal como actoral. Maneja su voz a la perfección tanto en la parte media como en el agudo. Bien.

El Coro lo habitual. Muy bien.

La Orquesta estuvo muy bien manejada por Antonino Fogliani que aunque en las anteriores representaciones parecía que había abusado de los decibélios, ayer mantuvo un nivel razonable, sacándole un buen partido a esta extraordinaria orquesta. Muy bien.

Un honor y un placer como siempre la visita de Tip y Amelie. Y un lujo la magnífica compañía de Mandryka, su bellísima esposa, y Llevantis y Rafa.

Y para terminar quiero ratificar lo que escribí hace unos días. Renato no está enamorado de Riccardo como piensan algunas mentes calenturientas, está locamente enamorado y tiene un lio pero con una gallina, que por cierto es viuda. O sea que no busque nadie historias raras. Dicho queda.

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Era tan pobre que solo tenía dinero
La vida está llena de pequeñas cosas que son las que te hacen feliz

Mucho se habla de muchas cosas, y yo, por no ser menos, voy a hablar de las mías.

Voy a empezar haciendo spoiler, por lo que si Bayista o Rafael Villalobos, o los dos, me leen, yo si fuera él, o ellos, dejaría de leer, ya que no voy a hablar bien. Es más, puede que hasta hable mal.

Dejemos a un lado el Koncept, al que volveré luego, y analicemos sólo de la parte técnica:

-Deficiente iluminación, oscura, sin juegos, sin efectos, sin implicación alguna en la trama ni en la música.
-Escenografía floja, floja. Lo mil veces visto: el coche, la antena, el edificio destruido, las televisiones. Nada nuevo, nada sorprendente. Nada.
-Inexistente dirección de actores. Salvo Marina, todos cantaban sin mirarse, sin relación alguna con la música, sin relación alguna con el texto. Eso sí, casi siempre mirando al público al borde del escenario, al menos las voces salían favorecidas. Si, las voces, eso que no tiene ninguna importancia. Es casi una versión concierto con vestuario y cosas alrededor.
-Vestuario flojo y previsible. Decepción de Caprile.

En general, casposa. Sólo faltaron nazis, maletas y gabardinas.


Vamos al concepto. Es previsible, superficial, anticuado y pretencioso. Mete con calzador todos y cada uno de los preceptos de la nueva religión, salvo lo de la carne roja, que se le ha olvidado. Saca la lista woke e intenta no dejarse ningún punto del catecismo. Genuflexión ante la política imperante, la subvención y la paguita. La parte provocadora, inconformista no existe.

Además, si uno no lee las pajas mentales de Villalobos, que las detalla en el programa de mano digital, con una serie de afirmaciones falsas, contradictorias y pretenciosas, a la vez que esnobistas, no entiende nada. Ni entiende que haya racismo, ni disforia de género, ni Reagan, ni la FOX, ni los ballrooms, ni nada. La lectura de este programa de mano, obligatoria si se quiere saber lo que en el escenario sucede, provoca la sonrisa por lo absurdo, pretencioso y caduco. Estas ideas ya las planteó Almodovar hace 30 años (que también se ha quedado viejuno, repitiéndose) y están más que superadas. Nada sorprende, todo cansa.

Además, la calidad de la producción es ínfima. Que se pase por Madrid para ver los Maestros de Pelly.

Yo, si fuera él, le daría una vuelta antes de llevarla a Berlín, porque la propuesta es un truño.


Vamos a lo que a mí me importa, porque, aunque lo intenten, no pueden con Verdi.
Obra maestra absoluta. Ni caduca, ni rancia ni leches y con una música excelsa.


La orquesta me gustó. Antonino Fogliani le dio caña, y la orquesta de mi pueblo necesita poco para brillar. A veces pecó de exceso, pero, que quieren que les diga, a mí, de tanto en tanto, me gusta.

El coro excelente, como siempre. Y esta vez de Caprile.


En cuanto a las voces, las damas por encima de los caballeros, como debe de ser.


Anna Pirozzi, sigue teniendo un cañón de voz por arriba y es un seguro de vida cuando de una soprano lírica verdiana se trata. Fraseo, legato, y buena línea de canto. ¿Qué es un poco fría en la interpretación? Vale. Tampoco Rafael le ayudó con una dirección de actores plúmbea.


Marina Monzó, fue como es ella, guapa, pizpireta y con una facilidad espasmosa. Bien en la entonación y las agilidades (se nota su paso por Pésaro), corta de volumen (aunque va mejorando) y larga de intención. La mejor intérprete, de lejos, y el personaje más trabajado por Villalobos. Gran presencia escénica.


Agnieszka Rehlis fuera de papel. Le falta la fiereza y el dramatismo que Ulrica requiere y aquí, la chorrada incomprensible de Villalobos sobre el racismo, le perjudicó notablemente, haciendo un papel no creíble por lo no entendible.


Francesco Meli a mí no me gusta. A gran parte del público y la crítica, sí. Yo tuve que discutir en el entreacto con un amigo que decía que era el mejor. Italianitá y fraseo tiene, al igual que oficio, pero hace más trampas que uno que yo me sé, pero no se puede decir, porque no se puede hablar de política. Y su timbre no me gusta, lo veo agrio, abierto y justito en los agudos.


Franco Vasallo siempre me ha parecido un ladrador, sobre todo desde que me estropeó una Lucrezia Borgia con la Gruberova en Múnich. Tosco, bruto, poco elegante, con todo en forte y buscando el aplauso fácil alargando innecesariamente agudos en forte.


Quiero finalizar recordando a José Luis, quien siempre quiso que trajeran el Ballo a Valencia, y no pudo verlo.

No te preocupes, amigo, que no te hubiera gustado. A este, por la regia, le hubieras puesto un suspenso.


¡Viva Verdi!

Completamente de acuerdo con Mandryka, firmaría su crónica. Creo que Meli está sobrevalorado. Entre asistentes al teatro que han expresado aquí su opinión, diría (si no me equivoco) que hay unanimidad en calificar la propuesta de Villalobos de insustancial y manida, vamos, un pastiche en el peor de los sentidos de lo ya visto muchas veces.

Yo tampoco soy un fan precisamente del señor Meli. Sin embargo, a Meli lo veneran en Italia, cante lo que cante. Con motivo de la serata inaugural en la Scala, he visto incluso alguna reseña en la que hasta le perdonaban que calara estrepitosamente el si bemol de su Don Carlo en el acto tercero; ya saben, lo de "io saro tuo sAAAlvator, popol fiammingo io sol!" Con Ernani tampoco puede; su Adorno es bastante pasable.

Supongo que llama la atención porque el centro tiene buena proyección (que tristemente es mucho más de lo que tiene la media de cantantes hoy día) pero me han llamado la atención las buenísimas críticas en algunos medios.

No creo haber leído a nadie mencionando que es incapaz de atacar una nota medianamente aguda sin portamentos, enguarrando las frases. Del protegido de la Scala uno esperaría bastante más, la verdad...

No solo en la Scala; en Roma es otro de los permanentes.

Lo dije años atrás y lo repito: Meli es el peor tenor
que he escuchado en mi vida en recital. Solo sobre el escenario acompañado por un piano se hundió literalmente.

Pues yo me lo pasé muy bien, tanto fuera como dentro del teatro. Esta ópera me gusta muchísimo, creo que es de las más infravaloradas de Verdi junto con su Simon Boccanegra.

Como dice Mandryka, mejor ellas que ellos, como debe ser y como suele ser. Pirozzi empieza suave en un acto en el que apenas canta pero en el segundo ya saca a pasear su voz, que me ha parecido más metálica que de costumbre. Quizás haber escuchado en Youtube las maravillosas óperas que nos han puesto en marzo en Madrid haya afectado a mi aparato auditivo. Un buen segundo acto rematado con un gran "Morrò". Yo no tengo problemas con la transmisión, aunque es cierto que soy un mal receptor. Monzó cantó un buen Óscar, con la voz fresca y la coloratura bien marcada. Sí es verdad que el volumen es el justo, pero no es escaso. Además, se lo pasa de fábula en los papeles que interpreta y eso siempre se agradece. Y Rehlis no es una Ulrica que meta miedo, porque ya sabemos que de profecías da una de cal y otra de arena, pero con esa voz gutural da el pego porque no canta mal su escena. Es un papel difícil de clavarlo.

A mí tampoco me gusta Meli y aún guardo un recuerdo amargo de él en el Carlo que interpretó en Madrid. Pero esta vez lo encontré mejor de voz, menos estrangulado en los agudos, menos forzado y vulgar. Quizás con esto se confirme que mi aparato auditivo está seriamente deteriorado. Sus arias principales las sacó con decoro, salvo el "Di tu se fedele", que fue un espanto. En los graves casi se atraganta y las medias voces son un suplicio para él. Vasallo, en cambio, siguió sin gustarme, burdo, soso. Se esfuerza en cantar bien, al menos lo intenta, pero a lo más que puede llegar es a la corrección. Me alivia pensar que mi afección auditiva pueda resolverse quirúrgicamente.

Bien los secundarios y el coro. La orquesta no me pareció que abusara de los decibelios, creo que estuvo perfecta de volumen, sólo en algunos momentos en los que no había canto quizás apabullara un poco.
El teatro casi lleno, pude saludar a Amolaopera, que rezumaba su buen humor a pesar del elemento que se le plantó en el asiento de delante. A Mandryka lo vi pero no lo pude saludar.